domingo, 22 de junio de 2014

No me gustas...

Ahí estábamos, mirándonos fijamente a través de la pantalla, después de una larga conversación, tu última pregunta cambiaría el rumbo de las cosas, un poco de silencio, nos miramos y dijiste, ¿Te gusto? -Rayos, como decirle que no, que no me gustaba en absoluto, que no me gustaban sus ojos, ni sus labios, que las largas charlas hasta el amanecer me parecían poco. No me gustaba nada, nisiquiera su sonrisa, no quería sus besos o sus abrazos, me parecía patético lo que hacíamos porque era como enterrarnos una daga en el pecho con cada día que pasaba, aún así seguía de masoquista, porque no me gustaba, en realidad no me gustaba, le quería, era absurdo llegar a querer a alguien en tan solo dos semanas, y eso me hizo callar acerca de mis sentimientos, porque no me gustaban ninguna de las cosas que he mencionado, me encantan, me encantan sus ojos, sus labios, sus besos y sus abrazos, y me eran poco las charlas porque quería más, no me bastaba con solo escribirle a la distancia, quería mirarle a los ojos, tomarle de la cintura y no dejarle ir jamás, besarle lentamente y decirle, te quiero, pienso en ti antes de acostarme cada noche, has cambiado mi vida de la noche a la mañana y es inevitable terminar amándote, pero ya ves aquí me tienes, fingiendo que solo me gustas y nada más. 

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